dissabte, 31 de juliol del 2010

Batalla de Inglaterra


La Batalla de Inglaterra no fue una única batalla sino toda una serie de operaciones libradas en cielo británico en donde durante cerca de cuatro meses (julio-octubre de 1940) Alemania buscó destruir a la Royal Air Force (RAF) para obtener la superioridad aérea necesaria para una invasión de las islas. Una de las mayores campañas de la primera mitad de la Segunda Guerra Mundial, la Batalla de Inglaterra, es el nombre comúnmente otorgado al intento de la Luftwaffe para ganar la superioridad aérea sobre la Royal Air Force (RAF), antes de una planeada invasión a Inglaterra tanto aérea como naval (Operación León Marino). Ni Hitler ni la Wehrmacht creían posible conseguir una invasión anfibia con éxito en las Islas Británicas hasta que la RAF hubiera sido neutralizada. Los objetivos secundarios eran destruir la producción de aeronaves y las infraestructuras terrestres, así como aterrorizar a la población británica con la búsqueda de un armisticio o rendición y atacar áreas de interés político.

Algunos historiadores han discutido sobre el hecho de que ningún tipo de invasión hubiera sido posible dada la superioridad masiva de la Royal Navy sobre la Kriegsmarine; dicha operación hubiera sido un desastre. Se argumenta que la Luftwaffe hubiera sido incapaz de evitar la intervención decisiva de los cruceros y destructores de la Royal Navy, incluso con superioridad aérea.

La batalla de Inglaterra fue la primera gran batalla que fue enteramente disputada en el aire. Fue la mayor y más concurrida campaña aérea habida hasta hoy y la primera prueba de las estrategias de bombardeos que emergieron desde la Primera Guerra Mundial.
Contenido
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* 1 Antecedentes
* 2 Operación León Marino
* 3 Operación Día del Águila
* 4 Punto de inflexión
* 5 Referencias
* 6 Enlaces externos

[editar] Antecedentes

Tras la evacuación del ejército anglo-francés en Dunkerque (26 de mayo de 1940) y la rendición de Francia (22 de junio de 1940), Alemania tenía al continente europeo bajo control. La única potencia que se le resistía era Gran Bretaña.

Adolf Hitler proyectó la victoria total en el teatro europeo suponiendo que, tras la rendición de Francia, Gran Bretaña no tardaría en sucumbir. Confirmada la neutralidad de Estados Unidos, Gran Bretaña se encontraba aislada del continente europeo. La Unión Soviética, el enemigo natural de Alemania, no estaba dispuesta a hacer frente al poderío alemán.

Esta visión de triunfo llevó a que durante junio de 1940, no se atacara a Gran Bretaña con la Luftwaffe, en espera de su rendición. La maquinaria de guerra alemana estaba preparada para el asalto final a las islas, pero Hitler quería dar fin a la guerra con teatralidad magnánima y sin que se derramara una gota de sangre, evitando también riesgos a la Kriegsmarine que ya había combatido duramente (y sufrido varias pérdidas) entre abril y junio de 1940 para la invasión de Noruega. Sin embargo, la intransigencia británica lo llevó a cambiar de estrategia.
[editar] Operación León Marino
Artículo principal: Operación León Marino

Frente a la férrea postura de Winston Churchill, Primer Ministro británico, Hitler se vio obligado a seguir adelante con las hostilidades, y comenzó a diseñar un plan de invasión denominado "Operación León Marino". Hermann Göring, Comandante de la Luftwaffe y segundo hombre del III Reich, estaba exultante. Su aviación sólo había cosechado hasta ese momento aplastantes victorias sin sufrir prácticamente bajas de consideración, y prometió a Hitler acabar con la aviación inglesa en pocos días. La estrategia desarrollada se basaba en una completa aniquilación de la RAF que permitiera a la Wehrmacht un desembarco sin contratiempos en las costas británicas. Para ello Göring contaba con tres flotas: la Luftflotte 5, con base en Noruega, la Luftflotte 2 en los Países Bajos y norte de Francia, y la Luftflotte 3, establecida al oeste del Sena. Estas tres fuerzas contaban con unos 3.600 aviones, frente a los apenas 871 aparatos de la RAF.[1]

Hitler, confiado en la estrategia de Göring, ordenó a sus generales prepararse para la invasión a inicios del mes de julio. Como condición indispensable para el éxito, los jefes del ejército y la marina exigieron que la Luftwaffe debía atacar de modo constante e implacable durante tres días seguidos para conseguir una superioridad aérea total en el sudeste de Inglaterra. Una vez logrado esto, la unidad de paracaidistas de Kurt Student (la primera de la historia y la única existente en aquellos momentos) caería sobre Dover para establecer una gigantesca cabeza de puente y la Kriegsmarine comenzaría con el traslado de las fuerzas terrestres por vía marítima contando que ya no habría amenaza británica desde el aire.

Al inicio pareció que el plan de Göring se cumpliría ya que los aviones alemanes eran superiores a los ingleses y los pilotos alemanes, a diferencia de los británicos, estaban bien entrenados y tenían bastante experiencia en combate. Desde inicios de julio de 1940 la Luftwaffe se dedicó a atacar convoyes navales británicos sobre el Canal de la Mancha, probando el estado de las defensas británicas y dando más experiencia a los pilotos germanos contra un enemigo de notable fuerza. Los objetivos de las bombas alemanas en aquella primera etapa no eran las poblaciones civiles, sino las defensas costeras de Gran Bretaña sobre el Canal de la Mancha, las instalaciones industriales cercanas a la ciudad de Londres, los aeródromos militares, y la red de estaciones de radar (Home Chain)
[editar] Operación Día del Águila

Sin embargo, el lado británico contaba con ciertas ventajas que no fueron correctamente evaluadas por los alemanes: principalmente la utilización —por primera vez en la historia— del Radar. Inventado unos años antes por el físico británico Robert Watson-Watt, y en combinación con los puestos de observación visual apostados en la costa, el radar supuso una notable ventaja táctica para la Royal Air Force, pues permitía coordinar y enviar los cazas en el momento y número preciso para combatir las incursiones alemanas.[1]

También, la producción masiva del famoso caza Supermarine Spitfire llevó vientos de esperanza a la RAF. El Spitfire, aparte de estar bien armado, poseía mayor maniobrabilidad a la del Bf109. El Spitfire rápidamente se ganó una reputación entre los pilotos de la Luftwaffe.

Ante los ataques alemanes, los convoyes navales británicos cancelaron su navegación por el Canal de la Mancha, mientras que los pilotos ingleses rechazaban siempre que les era posible el duelo en el aire, debido a la superioridad numérica alemana, y sabedores de la dificultad de éstos para mantener prolongados combates por sus limitaciones de combustible.[1] Ante ello Göring, a mediados de agosto de 1940, decidió cambiar de táctica y combatir no sobre el Canal de la Mancha, sino directamente sobre el suelo británico. Los objetivos variaron y dejaron de concentrarse en las industrias para pasar a dedicarse a los bombardeos en los aeródromos y en las defensas costeras que impidieran la invasión germana, así como las redes de carreteras. Los aviones ingleses eran más fáciles de destruir si se les impactaba antes de haber despegado.

El inicio de esta nueva operación, denominada por Göring "Día del Águila", comenzó el 15 de agosto de 1940. La Luftwaffe contaba con más de 1.000 bombarderos y unos 700 cazas para la operación y se calcula que realizaron 2.119 acciones aquel día. Tras este primer día de operaciones, cuarenta aviones alemanes fueron derribados, pero las consecuencias del bombardeo fueron devastadoras para la RAF: decenas de aviones quedaron destruidos en tierra, sin contar con los derribados por los cazas alemanes.

La operación "Día del Águila" continuaba su curso con excelentes resultados hasta que el 24 de agosto de 1940 el puerto de Londres fue bombardeado por error. Aquella fue la primera vez que se atacaba a una población civil británica desde el aire desde que en 1915 varios zepelines bombardearon Londres. Pese a las disculpas alemanas (aún no estaban en tiempos de guerra total, y se seguían ciertas reglas de honor), Churchill aprovechó el error preparando un ataque aéreo sobre Berlín.

Este bombardeo sobre la capital germana fue más que nada un golpe de efecto para subir la moral británica, ya que la RAF no estaba aún en condiciones de realizar un ataque de gran potencia sobre suelo alemán. Con la inmensa presión ejercida por los ataques de la Luftwaffe sobre los aeródromos británicos, el poder de fuego de la RAF era ínfimo para bombardear Alemania y causar graves daños.

La fecha del bombardeo sobre Berlín fue escogida con mucho cuidado, haciéndola coincidir con la entrevista del ministro de Asuntos Exteriores del Reich, Joachim von Ribbentrop, en Berlín con su homólogo soviético, Viacheslav Mólotov, para demostrar a la Unión Soviética el inminente triunfo alemán y realizar nuevos acuerdos con el gobierno soviético. La entrevista debió interrumpirse para que los asistentes pudieran bajar a un refugio antiaéreo, esto hizo que Molotov no diera crédito a las palabras de Von Ribbentrop sobre la cercana victoria final de Alemania. Ribbentrop había asegurado a su huésped que "los británicos habían dejado de contar como potencia" pero Molotov preguntó seriamente "Si ello es cierto ¿por qué estamos entonces en este refugio y quienes están lanzando bombas afuera?".
[editar] Punto de inflexión
Daños ocasionados durante el bombardeo a Londres.
Polaco 303 squadron 126 aviones alemanes derribados

Si bien los daños en el bombardeo británico sobre Berlín fueron prácticamente irrisorios (al menos comparados con los graves daños causados por la Luftwaffe en suelo británico), Churchill consiguió lo que buscaba. Hitler, herido en su orgullo, ordenó a la Luftwaffe abandonar la estrategia de bombardeos a aeródromos británicos para concentrarse en las ciudades; principalmente sobre Londres. Fue entonces cuando empezó el Blitz, bombardeo sostenido de la aviación alemana sobre las ciudades británicas, que tuvo lugar entre el 7 de septiembre de 1940 y el 16 de mayo de 1941, y cuyo objetivo fue aterrorizar a la población civil. Entre septiembre y noviembre de 1940 la ciudad de Londres fue bombardeada diariamente por aviones germanos, de día y de noche. También hubo ataques contra Birmingham y Bristol. Aunque este cambio de táctica en la guerra aérea implicaba casi la destrucción total de Londres, Churchill estaba dispuesto a afrontar el sacrificio a cambio de que la RAF tuviera el tiempo necesario para rearmarse.

Las bajas alemanas no eran particularmente cuantiosas para la Luftwaffe mientras que las bajas británicas sí eran elevadas para la RAF (en visible inferioridad numérica si se consideraba todos los aeroplanos germanos apostados a lo largo de la Europa ocupada), pero la sensación era que Alemania estaba perdiendo la batalla al no lograr el objetivo reclamado por la Kriegsmarine: la destrucción de la fuerza aérea británica como requisito para iniciar la Operación León Marino. Los bombarderos alemanes Heinkel He111 y Junkers Ju88 encontraron cada vez más resistencia británica, al no poder contar con la protección de los cazas Messerschmidt Bf109 que tenían baja autonomía de vuelo para poder cumplir sus misiones desde los aeródromos alemanes en Francia, y la moral británica no se resquebrajó.

Finalmente, cansado de esperar e impresionado por las bajas (desde el 10 de julio de 1940 hasta octubre del mismo año, 1.733 aviones según cifras alemanas y 2.698 según fuentes británicas), Hitler decidió en noviembre de 1940 cancelar temporalmente la Operación León Marino y ordenó comenzar con un nuevo tipo de incursión aérea: el bombardeo nocturno indiscriminado aprovechando la oscuridad de la noche para evitar lo máximo posible la lucha contra la aviación británica y sus sistemas antiaéreos rápidamente mejorados. Los ataques aéreos continuos entre noviembre de 1940 y febrero de 1941 alcanzaron entonces a Coventry (con la destrucción casi total de esta pequeña ciudad), Birmingham, Liverpool, Plymouth, Mánchester, Sheffield, Hull, y Bristol, llegando la Luftwaffe a bombardear Belfast, en la isla de Irlanda, el 15 de abril de 1941. La ciudad de Londres siguió siendo atacada por la Luftwaffe, con menos frecuencia pero de forma más potente aún. En cierto modo, aquella fue la forma inconfesa de aceptar la victoria británica y la primera gran derrota de la Luftwaffe.

Una fuerza expedicionaria italiana de unos cuarenta aviones llamada Corpo Aéreo Italiano fue enviada por Benito Mussolini para que colaborase en la batalla junto a la Luftwaffe en septiembre de 1940; los aviones italianos participaron en varios combates pero sufriendo graves pérdidas y sin obtener éxito alguno hasta ser repatriados en enero de 1941. De forma similar, la RAF empezó a recibir pilotos de casi todo el Imperio Británico: hubo pilotos de Canadá, Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda. A ello se agregaron voluntarios llegados de países ya ocupados por tropas alemanas, creándose escuadrillas formadas completamente por pilotos de Polonia, Checoslovaquia, y de la Francia Libre.

A finales de mayo de 1941 cesaron los ataques en gran escala de la Luftwaffe sobre Gran Bretaña. El gobierno británico no mostraba indicios de capitular ante Alemania, sino que por el contrario el afán de resistencia había aumentado: la RAF mantenía su fuerza, y por tanto la Luftwaffe no había cumplido la principal misión que le había sido encomendada. En consecuencia la Kriegsmarine consideró que era un elevadísimo riesgo ejecutar la Operación León Marino ante tales circunstancias. Hitler, tras atacar y vencer a Yugoslavia y Grecia en abril de 1941, ordenó desplegar la mayoría de cazas y bombarderos alemanes en Europa Oriental para que la Luftwaffe apoyase ahora el ataque de la Wehrmacht contra la Unión Soviética desde el 22 de junio, en la Operación Barbarroja

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